En breve se celebrará Halloween, conocida festividad influenciada de las creencias y prácticas cristianas y que se conmemora el 31 de octubre, víspera de la fiesta cristiana occidental de Todos los Santos, y que ha llegado a nuestro país importada de EE.UU., imponiéndose con fuerza desde hace algunos años. Halloween representa situaciones de miedo, terror y susto que tanto gustan a la gente, adornado con disfraces, fiestas, decoración, ambientación, etc. No obstante, en las comunidades de propietarios también se pueden dar situaciones “terroríficas” que nada tienen que envidiar a la fiesta norteamericana. Vamos a ver algunas de estas situaciones que pueden ser bastante angustiosas en la mayoría de los casos:
El vecino superconflictivo
Por desgracia, en algunas comunidades existe un vecino cuyo único modo de vida es generar constantes conflictos y confrontamientos con el resto de copropietarios del edificio y con el administrador. En muchas ocasiones roza el llamado “blocking” o acoso vecinal pero sin llegar a alcanzar la categoría de delito. Este tipo de persona se dedica a perturbar la celebración de las reuniones de vecinos de forma sistemática, impidiendo al resto de asistentes y al administrador poder hablar o debatir con fluidez y libertad, provocando constantes interrupciones y mostrando una mala educación, generando con ello situaciones y momentos realmente desesperantes y desagradables. Esto supone que sea muy difícil poder realizar la reunión con normalidad y adoptar acuerdos comunitarios. Aparte, en el día a día, esta tipología de vecino se dedica a interpelar de forma grosera a los otros propietarios cuando se cruza con ellos en la escalera, en el ascensor, en el parking o en el vestíbulo del edificio, sin llegar al punto de considerarse blocking. Es evidente que tener un vecino de esta índole en una comunidad de propietarios altera de forma notable la convivencia y la gestión de la comunidad.
El piso turístico problemático
Últimamente, la mayoría de las ciudades están cuestionando la existencia de los pisos de uso turístico que existen en muchas comunidades de propietarios habida cuenta que en muchos casos, suponen un grave problema de convivencia. Los problemas surgen porque algunos de estos turistas no respetan la convivencia que debe presidir en cualquier comunidad de propietarios, comportándose de forma inadecuada, sin respetar al resto de propietarios que tienen su residencia habitual en el edificio. Ruidos y golpes a altas horas de la madrugada, fiestas constantes, música con volumen alto, hablar en voz alta, arrojar cosas por ventanas, balcones, patios de luces, etc. son, por desgracia, cuestiones que suceden de forma habitual en muchos pisos de uso turístico, lo que provoca el enfado del resto de propietarios que no pueden descansar. Todo ello incita a que se efectúen llamadas a la policía, se presenten denuncias, se den acaloradas discusiones, etc. que no resuelven el problema. En multitud de ocasiones, la comunidad de propietarios interpone denuncias al ayuntamiento de su ciudad para que actúe en consecuencia y revoque la licencia de uso turístico, sin que la entidad municipal haga nunca nada al respecto, teniendo ésta la potestad para ello.
El vecino lanzador de cosas
Los pisos bajos o entresuelos acostumbran a disponer de acceso al patio de luces en la mayoría de los edificios. Ello implica tener el uso y disfrute de una terraza similar a un ático, pero en la planta baja. La diferencia estriba en que este patio tiene al resto de viviendas encima, y en ciertas ocasiones, los vecinos de estas viviendas altas tiran cosas indebidas al patio. Por desgracia, de forma general esto sucede en la mayoría de las fincas, pero hay casos en que la caída de cosas, objetos, etc. a los patios roza lo surrealista. A los administradores nos llegan fotos de patios de luces llenos de todo tipo de elementos: vómitos, pañales, colillas, periódicos, compresas usadas, condones usados…, vamos, basura en general y de todo tipo. Que a un patio de luces pueda caer alguna pinza o pieza de ropa entra dentro de lo factible, ahora bien, el resto de elementos que hemos enumerado no son una cuestión accidental, sino que han sido arrojadas a propósito. Y el problema se agrava cuando hay un vecino compulsivo lanzador de objetos a los patios. En estas situaciones, si se detecta al causante, la comunidad puede exigirle acto de cesación de la actividad indebida so pena de interponer demanda judicial.
El narcopiso
La existencia en el edificio del llamado narcopiso, o punto de venta de drogas ubicado en una vivienda o local, supone un grave problema de convivencia, debido al trasiego por la comunidad de propietarios de personas bajo los efectos de substancias ilegales que las convierten en individuos peligrosos. Al Margen de las molestias que genera este transito constante de personas extrañas y ajenas a la comunidad, se suma, como decíamos, que se trata de personas conflictivas y/o mentalmente inestables, por lo que puede representar un serio problema para la integridad física del resto de vecinos, sin olvidar las cuestiones de higiene y salubridad que todo ello conlleva (jeringuillas usadas, manchas de sangre, vómitos, orines, etc.). Es un problema similar a un piso de uso turístico, pero mucho más grave. En estos casos lo que debe hacer la comunidad de propietarios es interponer denuncias a la policía a fin de que clausuren el narcopiso.
Vecino que ejerce blocking
En las comunidades de propietarios pueden darse situaciones de disputa o discusión entre vecinos, ya sea en las reuniones o en encuentros en el edificio. Los motivos pueden ser varios: problemas de ruidos, obras molestas, malas olores, etc. Puede tratarse de situaciones puntuales o pueden ser situaciones que se enquistan en el tiempo, pero sin llegar a mayores. No obstante, hay acciones que van más allá de la disputa vecinal y entran en el terreno del acoso. Dicho acoso se denomina blocking y se trata de un hostigamiento realizado de forma continuada en el tiempo, de un vecino contra otro y con el objetivo de que se vaya del edificio. Hay que destacar que esta conducta está tipificada como delito en el Código Penal. El hostigamiento puede ser verbal y/o físico, lo que puede causar un grave problema de depresión, miedo y ansiedad al vecino acosado. En caso de darse estas situaciones de acoso, el vecino afectado debe reunir todo tipo de pruebas para interponer denuncia al acosador para que actúen los tribunales de justicia. Por otro lado, la comunidad de propietarios debe tomar cartas en el asunto y actuar contra el acosador para intentar solucionar el problema por la vía de la conciliación.
Robos en el edificio
La inseguridad ciudadana es uno de los principales problemas que de forma habitual salen siempre en primer lugar en las encuestas que hacen los medios de comunicación. Los robos de todo tipo son muy frecuentes por desgracia en la mayoría de las ciudades. Especialmente problemáticos son los robos en locales y viviendas en los edificios, sobre todo en periodos de vacaciones, festividades señaladas, puentes festivos, etc. Aunque es difícil evitar los robos, se pueden adoptar medidas para intentar reducir su impacto:
- No abrir la puerta del edificio a desconocidos.
- Instalar cámaras de videovigilancia en los accesos al edificio.
- Colocar rejas en las ventanas y accesos de los pisos sitos en la planta baja.
- Implementar sistemas de alarma en locales y viviendas.
- Tener doble cerradura y sistema antipalanca en la puerta de la vivienda.
- No publicitar nuestras ausencias de la vivienda en redes sociales.
Algunas de estas medidas son de tipo comunitario y otras de tipo privado. El objetivo debe ser siempre dificultar todo lo posible el acceso de los ladrones a los edificios y a los locales y viviendas.
Piso okupado en el edificio
Cada vez con mayor frecuencia, las comunidades de propietarios sufren de tener algún piso okupado, lo que puede generar graves problemas de convivencia. Que haya problemas dependerá en mayor o menor medida del tipo de okupa que entre ilegalmente en la vivienda. Si se trata de familias vulnerables es posible que no haya excesivos problemas más allá de enganches de agua y electricidad. Lo verdaderamente grave es si se tratan de okupas que son criminales que destinan el piso okupado a actividades delictivas de cualquier índole, como por ejemplo los narcopisos anteriormente mencionados. Lo cierto es que tener un piso okupado en un edificio supone un problema que puede alterar en gran manera la convivencia vecinal.
Como vemos, en las comunidades de propietarios se pueden dar situaciones bastante problemáticas que en algunos casos pueden ser “terroríficas” y angustiosas, y que crean graves problemas de convivencia vecinal, alterando la salud mental de los vecinos afectados. Cuando se producen estas situaciones, ya sea a nivel individual o a nivel comunitario, se deben adoptar primero medidas de conciliación para resolverlas, y si éstas fracasan, se han de tomar medidas legales.